Cada día que pasa, la sensación es más fuerte. Tengo la cada vez más clara sensación, de que nuestro sector ha sido sacado de un largo y profundo letargo. Pero a base de pedradas y de agua fría. Cuando sonó aquel desagradable y necesario despertador en 2008 algunos nos levantamos con legañas, torpes, lentos, poco espabilados. Otros como quien despierta cualquier otra mañana del año, cuando ha trasnochado y aún sigue cansado. Otros despertaron con un ligero dolor de cabeza, algo resacosos y con el recuerdo de la gran fiesta de la noche de la anterior. Otros no despertaron, hicieron como que no escucharon el despertador o peor aún, lo apagaron para seguir durmiendo, soñando con un mundo que tocaba a su fin.
Lo que sí sabemos todos, es que el despertador sonó. De eso no hay duda. Aún tengo el cogote mojado por el jarro de agua fría. Tocaba cambiar el biorritmo. Dejar atrás la jungla inmobiliaria para enfrentarse a un desierto que se prometía duro y pedregoso. Es ahí, en esos terrenos dónde mejor crece la mejor vid del mundo. Con la que se hacen los mejores vinos. Bien lo saben los entendidos.
A lo largo de estos últimos 6 años hemos visto de todo. Cada uno fue despertando a su ritmo. Incluso los hay que aún siguen esperando que vuelva la noche para seguir soñando y hacer como que aquí no ha pasado nada. Muchos siguen aferrándose a una pasado, a unas prácticas, a un modelo y a una visión que pertenece a la era pre-colaborativa.
Otros vieron con claridad que el panorama cambiaba a gran velocidad y que sólo aquellos que supieran situar a sus clientes vendedores en el precio adecuado, serían capaces de subsistir. El resto tendrían que conformarse con algunos alquileres y algunas otras actividades, que le ayudaran a sobrevivir a la espera de tiempos mejores. Pero durante seis años, los tiempos mejores no acababan de llegar. Más aún, parecía que cuando nada podía bajar… bajaba más.
La mayoría, complacidos por haber sobrevivido nos regocijábamos por haber creído superar los varios “momentos del pánico”. Cuántas veces hemos oído aquello de : el sector se ha depurado, han quedado los mejores, y otras lindeces por el estilo.
Pero no es cierto. La crisis se llevó a buenos, malos y regulares. Se llevó a los que no tuvieron capacidad de adaptarse. Si Darwin levantara la cabeza se daría cuenta de cómo las empresas siguen la máxima darwiniana. Sólo sobreviven las que logran adaptarse a su entorno. Y las inmobiliarias no son una excepción.
La realidad que os cuento es tal que vosotros mismos podéis comprobar como co-existen en el mercado, cada vez con más viveza dos tipos de agentes inmobiliarios. Por un lado, aquel que lejos de querer despertarse prefirió agarrase fuertemente a sus creencias ya un poco oxidadas. Algunos de ellos, entendieron -aunque algo tarde- que tenían que bajar y bajar los precios de sus clientes. Aunque aquella sería una victoria pasajera. Así y con alguna ayuda han sobrevivido hasta nuestros días, complacidos y ajenos a la selección natural que se avecina. Sin caer – como dijo Séneca- que “Ningún viento será bueno para quien no sabe a qué puerto se encamina”. El segundo tipo de agentes creyeron que era momento de reinventarse profesionalmente, bombardear sus propias premisas, conocer, viajar, formarse, crecer, ver más allá e incluso arriesgar si con ello recuperaban el gobierno de su embarcación. Cada vez la dicotomía se ha vuelto más clara. Existen dos tipos claros de agentes y por tanto de agencias. Algunas por increíble que nos parezca siguen en los brazos de Morfeo. Otras han decidido afilar la sierra con tesón. Pero ambas diría que coexisten ajenas a que la selección natural está por llegar. Tan sólo sonó el despertador en 2008. La guerra del marketing y los servicios está fraguándose en las profundidades de Mordor.
Las MLS siguen creciendo. Algunas se alimentan de agentes y agencias que jamás trabajaron en exclusiva pero que intuyen una pregunta que flota en el aire; ¿Qué marketing y que servicios se pueden prestar sin exclusiva?. Así que ni cortos ni perezosos se acercan con el afán de incorporar más profesionalidad a su quehacer diario.
El sector despertó en aquellos días de 2008. La era de la colaboración llegó por necesidad. La fase de precios bajos fue necesaria para poder vender algo en un mercado devastado. La exclusiva nos devolvió capacidades que ya no recordábamos y nos permitió hacer lo que siempre quisimos hacer por nuestros clientes. ¿Y ahora? ¿Qué nos depara el 2015?. ¿Cómo competiremos en el futuro?¿Cómo verán los consumidores a los dos tipos de agentes que han quedado en el mercado?.
En la película despertares, basada en el caso real del doctor Oliver Sacks, Robin Williams encarnaba al Doctor Malcom Sayer, que lograba que Leonard (Robert de Niro) despertara de su estado catatónico, en el que había permaneció durante años. Todo con la ayuda de una medicina, tan potente como la exclusiva múltiple. Al cabo del tiempo Leornard volvió a sumirse en su estado vegetativo. Todo por que su cuerpo se acostumbró a la medicina, al igual que a gran parte del mercado le ocurrirá con la exclusiva múltiple. Los agentes inmobiliarios hemos despertado y al igual que Leonard sentimos una fuerza inusitada. Pero no importa quien siga, quien vuelva a dormirse o quién haga qué cosa. Hemos cambiado el sector para siempre.
Formamos parte de su evolución histórica. Hemos vivido la aparición masiva de MLS. La celebración de docenas de eventos del sector. La llegada de los más innovadores y motivadores cursos de formación. La aparición del marketing más innovador, más fresco y más atrevido que jamás hemos tenido. El uso y desarrollo de la tecnología como parte de nuestras vidas y trabajos. La creación de la industria. Y cuando pensábamos que habíamos visto todo, resulta que llega la NAR a España y nos trae también la NAR University of Chicago, y nos propone un código ético tan contundente como legítimo. Y nos vuelve a plantear un nuevo reto y aquel mercado tan maduro en el sector inmobiliario como en ocasiones poco fresco, nos vuelve a sorprender. Nuestro sector se ha globalizado de verdad, y lo que se hace aquí y allá nos afecta, nos influye e incluso nos da algunas pautas de lo que ocurrirá en el futuro. Le pese a quien le pese. Ya no importa que nadie vuelva a dormirse. Hace tiempo que el sector tuvo que despertar y al hacerlo cambió su entorno para siempre. Sólo queda adaptarse. Morir no suele ser buena opción.
Todo me indica que ahora comienza el verdadero proceso de selección profesional y que los dos próximos años supondrán un punto de inflexión para muchos de nosotros. Ahora que creíamos haber sobrevivido es cuando el cliente empezará a elegir a su agente inmobiliario. ¿Sabes tú que criterios seguirán nuestros futuros clientes? Lo que es cierto es que ya no se encontrarán con el panorama profesional de 2006 y 2007. Ahora podrán ver con claridad dos tipos de agencias, dos tipos de agentes… Sólo queda que respondas a una pregunta después de estos despertares… ¿en cual estás tú?